Bajo un colegio se encuentra un gran mundo subterráneo. En él viven ciento cinco duendes, que trabajan a diario preocupándose de saber que pasa allá arriba cada día. Si hay actividades celebran, si hay evaluaciones hacen lo posible por esconderlas. Pero su trabajo favorito es tomar los útiles caídos. Apenas toca el suelo, ellos corren por tomarlo. Apenas lo consiguen este cae en un gran cesto lleno de cosas perdidas por los alumnos. El duende número uno es el jefe de todos, que dirige las búsquedas y travesuras junto a los duendes del dos al diez. Los duendes once a cincuenta deciden qué se queda y qué se devuelve a su dueño. Luego de almuerzo devuelven la mayoría, pero cuando tienen hambre no piensan y se quedan hasta con una servilleta. Hasta el ochenta son buscadores, no dejan nada pasar, pero su mayor característica es que se camuflan a la vista. De ahí al noventa son obreros, fabricando cosas con lo conseguido. Desde camas a edificios. El resto hace el aseo, porque es imposible manejar todo eso sin ellos. Así que cuando pierdas algo piensa en los duendes y espera al almuerzo, si comieron volverá, si no lo hicieron perderás.