James, como joven abogado y exalumno, siguió vinculado al colegio en su rol de asesor jurídico, pero también como observador cercano y atento a su marcha general y a la evolución de sus procesos pedagógicos. Fue asumiendo, paulatinamente y con mucha naturalidad, responsabilidades del colegio más allá de lo relacionado con la asesoría legal, a la vez que perfeccionaba sus conocimientos de la normativa vigente sobre educación, continuando así con la tradición familiar.